Acá estamos, 17 años habían pasado desde el último encuentro con la tierra de mi madre, un lugar de origen pero también un lugar de intrigas, de incertidumbres, para este alejado descendiente de los Forestier y de su Saboya (o Savoie) original. Sin embargo, más allá de los viejos recuerdos de la infancia, hay imágenes-clichés que suelen resonar hacia el resto del mundo acerca de un país como Francia... hasta podría decir que sirven para tener prejuicios o preconceptos: El país de los derechos humanos, de los llamados vanguardistas, de los buenos vinos, de la buena cocina, del maltrato a los turistas, del interés por la cultura en el sentido burgués de la palabra, etcétera… En mi caso, además, es el país de la familia materna, al otro lado del océano.
Ahí vamos…
Ahí vamos…
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