domingo, 10 de enero de 2010

¿QUIEN ES QUIEN CAMINANDO POR BELLEVILLE?

En la tarde primaveral de Belleville, uno de los barrios árabes de Paris, los minutos pasaban sin que mi demorada llegada pudiera acabar con la tediosa espera de mi amigo Renaud. En ese entonces, ante mis recurrentes demoras, mi amigo se encontró ante un panorama que de a poco se fue volviendo más hostil… digámoslo así, la policía circula con mucha frecuencia por la zona y realiza controles de papeles a los transeúntes, no sé si por el delito de “portación de cara” o por alguna otra razón. Por ese motivo, para muchos habitantes del barrio, la presencia de un joven vestido de civil en una esquina también se vuelve sospechosa. A tal punto que podría ser tomado como un espía, un policía encubierto. En síntesis, mi amigo se estaba sintiendo observado con desconfianza... y muy incómodo.
Finalmente, mi llegada logró descomprimir el momento y así retirarnos en busca de algún bar. La vuelta por el barrio fue una ocasión para descubrir esa faceta de la ciudad que no se ve en los museos ni los grandes monumentos, una faceta mucho más viva, más vital… que recrea, como un espejo nuevo, el reflejo de otro rostro propio de la ciudad.
Al despedirnos, luego de contemplar los muros pintados y recreados por adolescentes graffiteros, emprendí el regreso caminando por el Boulevard de Belleville. En ese trayecto me encontré con un cartel:



(trabajadores indocumentados en huelga por su regularización. Aporte su apoyo. Firme el petitorio)


Se trataba de unos jóvenes de origen africano haciendo una colecta para un fondo de huelga. Su presencia no me pareció muy llamativa para los peatones, pero reconozco que por mi parte estoy demasiado acostumbrado a asociar muchas protestas o llamados de atención público con la interrupción del tránsito. Ni más ni menos, reflejos de los propios códigos que saltan al contrastarlos con otros.
Finalmente, antes de dejar el barrio, se me presentó una situación que traté de fotografiar con bastante dificultad.





Me comentaron que el joven detenido había insultado a los policías. No tengo idea de la situación previa, pero al menos puedo decir que hay una presencia y una mirada policial vigilante… una vez más, en mi opinión, un signo de temor social.

Sería muy parcial, aún más de lo que soy, no hacer una brevísima mirada histórica para llegar a este presente. No basta con decir que en los 60 y los 70 hubo políticas de recepción de migrantes venidos de las excolonias para los trabajos menos calificados y peor pagos, tampoco que a fines de los 70 se favoreció el reagrupamiento familiar de los padres separados de sus esposas e hijos; tampoco basta con decir que se construyeron complejos habitacionales como los HLM (vivienda de alquiler moderado, en francés) donde se los ubicó en los barrios periféricos de Paris… todo eso no basta. Faltaría decir que esos primeros migrantes llegaron a un país nuevo con la voluntad de insertarse aunque sea en el estrato más bajo de la sociedad. Luego, con el nacimiento y crecimiento de las siguientes generaciones, se encontró en muchos casos una descendencia que no logró superar mucho más la escasa integración social de sus padres, algo visible en sus condiciones educativas y laborales. La diferencia dada con estas nuevas generaciones no insertas es que el rencor se convierte en un “fermento” ineludible para una nueva violencia urbana que se percibe… y desencadena fenómenos conmocionantes, como los incendios de autos de hace unos años.
Es curioso. Hace unos 15 años, hubo una película llamada “La Haine” (El Odio) que describía la historia de tres jóvenes en situación de marginalidad. En su momento podía parecer un poco fatalista; sin embargo el tiempo le dio la razón, infelizmente.
http://www.youtube.com/watch?v=zKPvOy3tLG4

Desde hace un tiempo, se viene gestando un proceso de formación de ghettos en los barrios periféricos de las grandes ciudades francesas que dan muestra de problemas sociales, problemas que combinan elementos religiosos, étnico-raciales, socio-económicos y políticos. Cuando sucedieron los incendios, una de las chispas encendidas para el estallido social fue la denigrante expresión del actual presidente Sarkozy acerca de la “racaille” (escoria) que había que correr. Sin embargo, dos años después la mayoría del electorado francés lo votó, como un posible signo sintomático o un consenso mayoritario de la opinión pública sobre la inserción de estos jóvenes.

Yo no me animaría a decir sin embargo que este sea un país manifiestamente racista. Es mas bien una paradoja que sucedan estas cosas en un lugar donde existe bastante interés y difusión por toda manifestación cultural no europea. A lo largo de la historia, desde Gauguin a Manu Chao, son incontables los casos de franceses atraídos y dedicados a mostrar la “otredad” al mundo europeo occidental.
Es más me animaría a decir que, hoy por hoy, indiscutiblemente África está presente en la cotidianeidad de Europa, en las comidas, en el uso de las lenguas, en el culto a Zinedine Zidane, etc.





Con todo, en este momento a Sarkozy se le ocurrió hace muy poco una medida sin precedentes que levanta una gran polémica: la creación del “Ministerio de la Identidad Nacional”.
Este debate podría extenderse fuera de las fronteras del país… por eso mismo, en honor a la importancia de semejante tema, será mejor seguirlo luego de pasearnos por otros países del continente.
Continuará.

jueves, 7 de enero de 2010

INDIFERENCIAS PARA LA POSTERIDAD



¿Conocen este tipo de esculturas? Son las llamadas “estelas Mayas”, esculturas típicas de esta cultura precolombina. Se las puede encontrar en la zona de Guatemala, Honduras, El Salvador y México. Sin embargo, esta estela no se encuentra en ninguno de estos países. Estamos en el legendario Cementerio de Père Lachaise, en Paris. Este lugar es algo similar al Panteón que les mencioné antes, se encuentran enterrados ahí mismo un sinfín de celebridades… una especie de “museo mortuorio” encubierto. Para que tengan una idea, les paso una listita: Balzac, Bizet, María Callas, Chopin, Stephane Grappelli, La Fontaine, Molière, Jim Morrison, Ives Montand, Edith Piaf, Saint Simon… entre muchísimos más. Para más detalles, si les interesa pueden ir a http://www.pere-lachaise.com/ .
No puedo disimular el rechazo que tengo desde hace tiempo por los cementerios, estos solemnes monumentos al cadáver. Sin embargo, esta vez debo admitir que la ocasión me pareció valiosa; me salió el cholulo de adentro y ahí me fui nomás, no pude evitarlo.
En mi corta recorrida, una vez más sabiendo de las limitaciones del tiempo, me dediqué a buscar y contemplar las tumbas de Jim Morrison y de Frédéric Chopin, dos personajes inmortales.
Como era de esperar, el cementerio cuenta con visitas guiadas para señalar y destacar las principales personalidades del Cementerio. En ese entonces casualmente coincidí con un grupo por un instante, justo en el momento en que encontré esta estela Maya que me sorprendió por completo. Al acercarme descubrí que era la tumba de Miguel Ángel Asturias, el escritor guatemalteco, uno de las principales figuras de las novelas indigenistas previas al llamado Boom latinoamericano.
Para mi sorpresa o indignación, la guía que llevaba al grupo obvió olímpicamente esta tumba, sin hacer la más mínima mención, mmmmm…
Por un momento, puedo decir que la indiferencia se hizo notar bien fuerte, desde el simple gesto, de parte de quien debe destacar grandes figuras hacia quienes no representan la cultura francesa, y más aún hacia alguien “del sur del mundo”…

LAS MUERTES Y LAS BANDERAS



“LA COMUNE DE TRESSERVE A SES ENFANTS MORTS POUR LA PATRIE”.

La Comuna de Tresserve a sus hijos muertos por la patria.


Como podemos ver, la placa recordatoria en la pequeña localidad alpina de Tresserve rinde homenaje a los caídos en las dos guerras mundiales. Esto no es un detalle menor si tenemos en cuenta que desde la última guerra de Europa occidental hay una gran diferencia en la manera de concebirse a sí mismos como franceses entre quienes las padecieron y quienes nacieron posteriormente.
“Antes los franceses teníamos que defendernos de los invasores” Mi tío Charles no ocultará nunca su admiración por el General De Gaulle, su vivencia de la guerra en plena veintena y, en consecuencia, su reafirmación de la nacionalidad entendida como una defensa ante el ataque de algunos países vecinos. Está claro que el conflicto entre naciones de la segunda guerra era la expresión de un conflicto entre políticas, entre ideologías. De todos modos, la historia de los siglos pasados también nos muestra cuánto pesó la competencia entre estos países centrales por cierta supremacía continental y mundial.
A diferencia de Charles, sus propios hijos, es decir mis primos, no sienten su nacionalidad como una antigua oposición a algunas naciones vecinas. Probablemente ninguno de nosotros haya quedado tan marcado emocionalmente por el rechazo como esa generación. Si bien se puede decir que el consenso para la unión entre franceses y alemanes es casi total, también podemos encontrar muy poca predisposición en las viejas generaciones para aprender la lengua del vecino, del antiguo enemigo.
Lamentablemente, como suele suceder en las divisiones entre pueblos, una vez más los muertos alimentaron con su tragedia el valor de las banderas.
Sin embargo, nos queda como consuelo un presente que parece ser bastante más auspicioso en ese sentido, tal vez lo suficiente para aprender de estas pasadas marcas del dolor.



miércoles, 6 de enero de 2010

UN PASEO PARISINO HACIA LA HISTORIA

Sin dudas, podemos decir que una ciudad como Paris es otro de los centros neurálgicos de la historia europea, un epicentro cultural que extendió su influencia desde el continente hasta tierras lejanas. A diferencia de Inglaterra, me animaría a decir que el orgullo del “Ser Francés” no se expresa tanto en demostraciones de poder político o económico. En cambio, hay una valoración de las ideas, del lenguaje, de las formas y de la estética que realmente se destacan.
En todo caso, mejor será emprender un paseo. Ahí vamos:

El “Pantheon”

“AUX GRANDS HOMMES LA PATRIE RECONNAISSANTE”... "A los grandes hombres, la Patria reconocida". Este es el lema en la entrada del Panteón, el imponente edificio-monumento donde yacen inmortalizadas varias personalidades de la cultura francesa. Literatos, filósofos, pintores y demás celebridades de la talla de Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Victor Hugo, Emile Zola, Jean Moulin, Jean Monnet, Marie Curie, Andre Malraux y Alexandre Dumas, entre tantos otros.

Hablábamos de las ideas, de la importancia de los aportes que la cultura francesa se atribuye… y entre ellos podríamos destacar la importancia del país como uno de los bastiones del republicanismo europeo, herencia de revoluciones y de sucesivos despojos de tradiciones monárquicas.


Caminando frente a la facultad de Derecho me topé con el clásico lema embanderado desde la Revolución Francesa, el mismo slogan que fue posteriormente sostenido en defensa de las democracias. ¿Qué nos queda hoy en día de estos valores? Supongo que la idea de libertad puede ser cuestionada cuando faltan los medios económicos para acceder a ella… pero bien diría que sirve como un camino, como una búsqueda, más que como un valor absoluto. La igualdad, si la entendemos como equidad, parece cada día más lejana… y la fraternidad, uff… bueno, parece ser una expresión de deseo que en algunos casos se cumple.

Sigamos caminando. Como les decía, es muy importante la valoración del lenguaje y de las formas. Es así que no es de extrañar el cuidadoso celo hacia la manera de hablar la lengua… y como muchas veces sucede, hay costumbres y valores que se plasman en instituciones… por eso me topé con este edificio, al cruzar el Puente de las Artes, sobre el río Sena.


Estamos hablando de La Academia Francesa, la institución por excelencia “guardiana” de la lengua francesa, antiguamente encargada de consolidar la preservación de un patrimonio cultural común a todos los franco-parlantes.
http://www.academie-francaise.fr
Actualmente, La Academia realiza funciones de mecenazgo, otorga subsidios y becas así como premios literarios. Sus miembros pueden ser escritores, científicos, médicos, etnólogos, políticos, religiosos, incluso militares. Su ingreso suele ser considerado para la opinión pública como una consagración casi suprema. Entre ellos se encuentra un ex presidente, el neogaulista Valéry Giscard d’ Estaing, así como un escritor argentino, cordobés, nacionalizado francés. Me refiero a Hector Bianciotti. http://www.academie-francaise.fr/Immortels/base/academiciens/fiche.asp?param=689


Seguimos andando. Vamos a la Isla de la Cité.



Más allá del Palacio de Justicia, La Santa Capilla y la vieja Prisión, todas ubicadas en la isla, hay un sitio turístico religioso muy muy conocido.
¿Qué podrían estar dibujando estos estudiantes de Bellas Artes?




Algo como esto.





Con ustedes, la Catedral de Notre Dame de Paris.
Acerquémonos un poco.






Sin palabras...


Por último, totalmente por casualidad, caminando por la calle de los Francs Bourgeois me encontré con un edificio que logró desviar mi atención por completo y me atrapó.





Los Archivos Nacionales cuentan con un interesante museo de Historia, lastima la limitación de tiempo por haber caído tarde.




En una breve pasada, apurado por la hora, pude echar un vistazo de la línea de tiempo desplegada en el Museo. Entre tantas imágenes, me guardo una que me llamó la atención, la de Napoleón derrotado.




En fin, este fue un brevísimo paseo, parcial y sesgado, por las imágenes e instituciones que marcaron a fuego la identidad francesa, una identidad histórica que hoy día se amalgama con un presente mucho más heterogéneo… pero eso, eso ya es otro tema, o mejor dicho otro Post.
Continuará.